La preciosa villa medieval de Malinas en Flandes es un buen destino para una excursión de una mañana desde Bruselas. Y eso fue lo que hicimos las Fashion Travel Bloggers en marzo. ¿Quieres saber qué ver y qué hacer en una mañana en Malinas? Pues sigue leyendo y descubre las maravillas que se ocultan en este rincón de Bélgica.
Mi fin de semana en Bélgica fue de visitas relámpago. Así que después de ver Bruselas en 6 horas llega el turno de explorar Malinas en una mañana. ¡Acompáñame!
Con las dimensiones perfectas para dar un paseo placentero y lleno de descubrimientos, Malinas (o Mechelen, en neerlandés) es muy bonita. Tanto si tienes poco tiempo como si quieres tomarte las cosas con calma encontrarás mucho por ver y por hacer. Y si te gusta la historia estás de suerte. ¡Aquí tienen para dar y repartir!
Los 9 mejores lugares que ver en Malinas en una mañana
1. Grote Markt, la Plaza Mayor de Malinas
El sábado esta ya de por sí bonita plaza se llena de vida gracias al pintoresco mercado semanal. En sus paradas es posible comprar desde fruta fresca hasta las flores más bonitas y, por supuesto, deliciosos gofres recién hechos. Y todo en un entorno único sembrado de edificios de distintas épocas y estilos que van del Renacimiento al Rococó. Aquí es donde está el ilustre Ayuntamiento de Malinas, y también un lugar excelente para admirar la solemne torre de San Romualdo.
Como nota curiosa, justo enfrente del Ayuntamiento está la escultura de Opsinjoorke, un personaje de la cultura popular local que representa a un muñeco que se mantea y se saca en procesión cada año y que representa el castigo simbólico a los hombres que maltratan a sus mujeres.
2. El Ayuntamiento de Malinas
Sin lugar a dudas, el Ayuntamiento es uno de los edificios más destacados de la Grote Markt de Malinas. Esta construcción medieval debería haber tenido un gran campanario que nunca se completó y es Patrimonio Mundial de la UNESCO. A su izquierda, en un estilo mucho más ornamentado, destaca el Palacio del Consejo Superior, resalizado según los planes originales del arquitecto del siglo XVI Rombout Keidermans.
3. Iglesia de San Pedro y San Pablo
Aunque cuando nosotras visitamos Malinas estaba cerrada, su exterior barroco bien vale una mirada. Por lo visto, la nave central está ricamente decorada y su púlpito es muy bonito. Pero eso tendrás que comprobarlo por ti mismo.
4. Los palacios de las Margaritas
En la misma calle y casi enfrente el uno del otro están los antiguos palacios de dos Margaritas clave en la historia del país.
El Palacio de Margarita de Austria es el primer edifico renacentista de los Países Bajos y fue la sede de la corte flamenca de la hermana del rey Felipe el Hermoso, además de uno de los lugares en los que crió y educó al futuro emperador Carlos I. Viuda 3 veces antes de cumplir los 24 años, Margarita de Austria se dedicó en cuerpo y alma a gobernar la región desde Malinas. Si te fijas, en la fachada todavía se puede ver el escudo de armas de la princesa junto al del emperador. Hoy, el edificio hace las funciones de jurado.
Como fan de la historia medieval británica y del conflicto que hoy conocemos como “La Guerra de las Rosas” debo reconocer que ver el Palacio de Margarita de York, hermana del rey Eduardo VI de Inglaterra, me hacía especial ilusión. La princesa de los Plantagenet fue casada con el duque de Borgoña, Carlos el Temerario. Ocho años más tarde, después de su muerte en combate, Margarita asesora a la hija de 19 años del duque para, luego, retirarse a este palacio en Malinas del que poco queda además del escudo de armas de una de los últimos miembros de la casa de York sobre la portezuela de la torre.
5. Iglesia de San Juan
Si te gusta el arte barroco y adoras el legado de Rubens, nada mejor que acercarte a la Iglesia de San Juan para disfrutar de su famoso tríptico de La adoración de los Reyes Magos que decora el altar. Es de una suntuosidad que no desentona para nada con las riquezas de la parroquia más afluente de Malinas. En temporada baja, este templo está cerrado por las mañanas, así que infórmate bien.
6. Kazerne Dossin
Este antiguo cuartel y el ultramoderno edificio que está delante suyo conforman el testimonio más cruel del Holocausto en Bélgica. La Kazerne Dossin comprende al Edificio conmemorativo, Museo y Centro de Documentación sobre el Holocausto y los Derechos Humanos. Un lugar que pone los pelos de punta y de visita obligada. Eso sí, necesitarás tiempo para absorber todo lo que presenta.
Durante la ocupación, el Sammellager Mechelen de las SS fue la antesala de la muerte para 25.000 judíos y gitanos belgas y del norte de Francia que desde aquí fueron enviados a campos de concentración y, en definitiva, al exterminio. Hoy se recuerda este hecho para que las futuras generaciones no lo olviden.
7. La catedral, la Torre de San Romualdo y el carillón
Patrimonio Mundial de la UNESCO, la alta torre de San Romualdo es el símbolo de Malinas, muy posiblemente porque es visible desde todas partes y su carillón lleva siglos poniendole música a esta ciudad de Flandes. Iniciada en el año 1452 por la familaia Keidermans, sus 97 metros de altura y más de 500 escalones son una experiencia que todo el mundo debería vivir… El esfuerzo físico se ve recompensado con creces por la posibilidad de ver de cerca el mecanismo del famoso carillón de Malinas. Si tienes suerte, la melodía de las campanas te acompañará en el ascenso, dándole un toque inolvidable. Una vez en la cumbre, en el punto más alto de la Torre de San Romualdo, hay una plataforma desde la que se puede ver toda la ciudad y buena parte del entorno circundante.







Si tu forma física no es la mejor del mundo y no te apetece subir a la torre de San Romualdo (o pagar el precio de la entrada) siempre puedes disfrutar gratis de la Catedral de San Romualdo. Construida en el siglo XIII, es un edificio inmenso y hermoso que ha sobrevivido a conflictos religiosos, a las bombas de la II Guerra Mundial e incluso a un gran incendio. Aprovecha para contemplar de cerca la obra maestra de Antoon Van Dyck Cristo en la Cruz y el fastuoso altar mayor.
8. Sendero del Dijle
El centro histórico de Malinas está rodeado por agua y el paseo sobre el Dijle es una de las actividades favoritas de los malinenses. Nadie lo dudaría al ver las pasarelas flotantes que se han instalado sobre el caudal del río y que constituyen una de las maneras más agradables de descubrir la ciudad. Una vuelta por el sendero del Dijle te permitirá ver la ciudad desde una perspectiva diferente e increíblemente relajante. Es un lugar fotogénico como pocos…
9. Un paseo por el Beguinaje de Malinas
Una de las joyas de Malinas es su beguinaje (tanto el grande, que es Patrimono Mundial de la UNESCO, como el pequeño). Un lugar en el que el tiempo parece haberse detenido hace siglos y en el que la paz y la calma reinan en el ambiente entre edificios de ladrillo rojo.
Pero, ¿qué es un beguinaje? Yo, que desconocía de la existencia de tal cosa, descubrí en Malinas que en la Edad Media este tipo de comunidades de mujeres, verdaderas ciudades dentro de las ciudades, nacieron fruto de la muerte de muchos hombres en las Cruzadas. La desaparición en combate (o durante el viaje) de los cruzados dejó una gran cantidad de viudas, huérfanos y mujeres que no encontraban marido. Este hecho, unido a que por la época los monasterios sólo acogian a mujeres nobles o adineradas, originó la creación de espacios en los que las mujeres vivían juntas y se mantenían de manera independiente (el encaje, por ejemplo, fue una de sus ocupaciones más importantes).
La diferencia entre un beguinaje y un monasterio es que las beguinas no hacían voto de pobreza, obediencia o castidad y, por lo tanto, no quedaban comprometidas de por vida. Eso sí, a la cabeza de cada comunidad había una gran maestra o gran hermana que coordinaba la vida cotidiana. A cambio de que llevaran una vida piadosa, la Iglesia las aceptó… Y así se mantuvieron hasta casi prácticamente nuestros días los beguinajes en Flandes.
Un paseo por estos singulares barrios de Malinas es una experiencia fascinante y relajante. Empezamos por el Pequeño Beguinaje, un encantador oasis de paz en el casco histórico malinense que nació en el siglo XIII. Esta pequeña plaza contiene historia en cada ladrillo y en cada rincón, a pesar de que las puertas que lo cerraban por la noche ya no existen.
El Gran Beguinaje de Malinas creció alrededor del pequeño a partir del año 1560, cuando una comunidad de este estilo que había a las afueras fue destruída. Las mujeres volvieron al centro, compraron edificios, repararon otros y le dieron al barrio un aire ciertamente único e inconfundible. Hoy en día es fácil sorprenderse con los pequeños detalles en las fachadas de las casas, las bicicletas aparcadas debajo de ventanas con flores, los jardines y patios interiores e incluso sorprenderse ante la magnífica fachada barroca de la Iglesia del Beguinaje. Deja que el silencio sea protagonista y disfruta del entramado medieval.





MAPA DE LA RUTA DE UNA MAÑANA EN MALINAS
Dónde comer en Malinas
Además de picar algo en los puestos del mercado, al mediodíaa nosotras repusimos fuerzas en el precioso bar/cervecería Honoloeloe, en plena Grote Markt. En un espacio funcional, abierto y muy luminoso se sirven cervezas artesanas y platos y bocadillos sencillos pero deliciosos. ¡No podría haberme gustado más el lugar!




¿Has estado en Malinas? Va, déjame un comentario y cuéntame si te animarías a visitar esta pequeña ciudad a las afueras de Bruselas.
*Aunque esta escapada de fin de semana a Bélgica estuvo organizada conjuntamente con Turismo de Flandes, todas las opiniones vertidas en el artículo son 100% honestas y sinceras. ¡No podría ser de otra manera!
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