Fuera de la ruta turística, entre campos y bosques pero muy cerca del mar, se encuentra el castillo de Kellie. Esta fortaleza sacada de un cuento es uno de los lugares secretos más bonitos de Fife, una región de Escocia conocida por sus pueblos de pescadores. Y a mi me fascina, casi tanto como las simpáticas alpacas que pastan justo enfrente.
Puede que sea una coincidencia o no, pero la historia del castillo de Kellie, una fortaleza del siglo XIV salvada de la ruina a finales del siglo XIX por la familia de artistas y arquitectos Lorimer, me recuerda muchísimo a la del castillo de la película “El Castillo soñado”. Con sus torres de cuento, su jardín de estilo Arts & Crafts y su interior ricamente restaurado y decorado es imposible no dejarse llevar por la cadencia del tiempo y de la historia.

¿Dónde está el castillo de Kellie?
Este diamante en bruto de Escocia poco conocido por los turistas está a las afueras de la aldea de Arncroach, a 5 kilómetros al norte del pueblo de pescadores de Pittenweem, en el East Neuk de Fife, no muy lejos de Saint Andrews ni de Anstruther.
Historia del Castillo de Kellie, Escocia
La historia del castillo de Kellie hunde sus raíces en el siglo XIV, a los días en los que la familia Oliphant era la que paseaba por sus pasillos y subía por sus escaleras de caracol y le dio gran parte de su estructura. Fueron sus amos y señores durante 250 años, hasta 1613, cuando Sir Thomas Erskine lo compró.
Es durante el dominio de Erskine cuando el castillo de Kellie acoge por primera y única vez a un monarca. El rey Jacobo VI se alojó aquí en 1617, durante su única visita a Escocia tras la unión de las coronas inglesa y escocesa en 1603. Lo más posible es que el espectacular techo decorado de lo que hoy es la biblioteca se decorara así para la visita real.

Pero nada es eterno y en 1830 los Erskine abandonaron el castillo de Kellie, que pasó a manos de James Maitland Hog de Newliston. Su nuevo dueño, lamentablemente, nunca se instaló en la fortaleza y ésta estuvo abandonada muchos años. Hasta que en 1878 James Lorimer se encaprichó de la ruina para convertirla en lugar de veraneo de su familia de artistas y arquitectos. Lorimer, profesor de Derecho Público en la Universidad de Edimburgo, era el padre del arquitecto Sir Robert Lorimer. Su familia de artistas se enamoró del lugar hasta tal punto que lo restauraron y se instalaron entre sus paredes.
Los interiores que vemos hoy en el castillo de Kellie son el producto del trabajo y la pasión de esta familia que vivió en él hasta 1990. Después de Sir Robert Lorimer el dueño fue el famoso pintor escocés John Henry Lorimer. Y, tras él, Hew y Mary Lorimer compraron el castillo en 1948. En 1970 la propiedad fue vendida al National Trust for Scotland, que lo sigue gestionando.


¿Qué ver en el castillo de Kellie?
1. Las alpacas
Vale, quizás las alpacas no sean lo más interesante que ver en el castillo de Kellie… Pero sí que son las más cuquis. No están siempre, pero si es el caso las verás en un cercado enorme frente a esta gran casa señorial. Son preciosas y se dejan hacer fotos. Lo de que las puedas tocar ya es otro cantar. Pero sea como sea, no te las pierdas.
2. Los interiores de estilo victoriano del castillo
Cuando la familia Lorimer se instaló en Kellie tuvieron que hacer bastantes obras para restaurarlo. Quizás por eso la mayoría de los interiores del castillo son de estilo victoriano, que es lo que se llevaba en aquella época. Todas y cada una de las salas son preciosas y tienen algo que las hace únicas.
En el comedor, por ejemplo, hay un gran tapiz de origen flamenco del siglo XVI. Los muebles son estupendos y en lo alto de la torre se esconde el estudio de pintura de John Henry Lorimer. Las vistas son increíbles y no es de extrañar que encontrara la inspiración aquí.
3. El tapiz flamenco
En el comedor hay un gran tapiz de origen flamenco del siglo XVI que representa el mito griego de “Europa y el toro”. Es digno de verse.
4. El techo decorado de la biblioteca
Una de las habitaciones más espectaculares del castillo de Kellie es su biblioteca. Su techo decorado es posiblemente uno de los más antiguos del país y se cree que se realizó para honrar al rey Jacobo VI durante su visita.
5. El mural de Phoebe Anna Traquair
La pintora Phoebe Anna Traquair, la mente genial tras los murales de la iglesia Mansfield Traquair (la “capilla Sixtina de Edimburgo”), era amiga de John Henry Lorimer y fue la responsable de pintar en 1897 el Panel Pintado que hay sobre la chimenea de la Sala de Estar. Es una maravilla delicadísima que se inspira en “La primavera” de Botticelli y me cuesta entender cómo es posible que a los siguientes dueños de la propiedad no les gustara. De hecho, les gustaba tan poco que decidieron cubrirla a finales de la década de 1940.
Por suerte, en 1996 el National Trust for Scotland devolvió esta obra maestra de Phoebe Anna Traquair a la luz. Lo descubrieron, lo restauraron y hoy es posible admirarlo en toda su gloria.
6. Jardín Amurallado del siglo XVII
En el jardín amurallado del castillo de Kellie se respiran los aromas fragantes de las rosas que lo decoran y lo llenan de color. Este vergel en estilo Arts & Crafts es digno de verse en primavera y en verano, cuando la floración está en su punto más álgido. Es tan bonito que es posible pasar allí unas cuantas horas antes de entrar en la residencia.
7. Los establos y la exposición dedicada a Hew Lorimer
Vale la pena que te acerques a los establos del castillo de Kellie. A pesar de que no hay rastro de los caballos, lo que sí que verás es una exposición dedicada al escultor Hew Lorimer, además de su taller de escultura, donde trabajó hasta el fin de sus días.
8. Los terrenos
A pesar de que no es uno de los castillos más famosos de Escocia, el de Kellie tiene atractivos suficientes como para pasar una jornada entera allí. Si el jardín, las alpacas y el interior de la fortaleza no son suficientes también tienes todos los terrenos que lo rodean. Están llenos de senderos entre árboles y arroyos donde sólo se respira paz y tranquilidad. Si me preguntas a mi, me parece el broche perfecto para la visita al castillo de Kellie.

Leyendas del castillo de Kellie
Cuenta la leyenda que el quinto Conde de Kellie se ocultó durante un verano entero en el interior de un tronco de árbol medio quemado en los terrenos del castillo tras la derrota jacobita en la Batalla de Culloden en 1746.

Información práctica para visitar el castillo de Kellie
Dirección: Kellie Castle, Pittenweem, KY10 2RF, Escocia
Horarios: 11-17h, de sábado a jueves (del 24 de marzo al 31 de mayo y del 1 de septiembre al 30 de septiembre); 11-17h, cada día (del 1 de junio al 31 de agosto); 11-16h, de sábado a jueves (del 1 de octubre al 31 de octubre). Cerrado del 1 de noviembre al 31 de marzo. Hay tours guiados dos veces al día. Loa jardines y los terrenos están abiertos todo el año, de las 9 hasta el atardecer.
Precio: £10.50 (adultos), £24.50 (familia), £18.00 (familia con un solo adulto) y £7.50 (entrada reducida). Gratis para los miembros del National Trust for Scotland.
Página web oficial: https://www.nts.org.uk/visit/places/kellie-castle/
¿Cómo llegar al castillo de Kellie?
- En coche: desde Edimburgo tardarás sólo 1 hora. Sólo tienes que tomar la A92 o optar por combinar la M90 y luego la A91.
- En transporte público: no es precisamente sencillo y tardarás algo más de 3 horas, así que piénsalo bien. Básicamente tendrás que tomar varios autobuses y andar.

¿Te atreverás a descubrir el castillo de Kellie? Te prometo que no te va a decepcionar.
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