El domingo era nuestro último día en Roma. Bien, nuestra última mañana en Roma. El vuelo salía a las 4 de la tarde del aerorpuerto de Fiumicino, así que nos organizamos para aprovechar al máximo nuestras últimas horas en la ciudad eterna y capital de Italia.
Ciudad del Vaticano
Nos levantamos a primera hora, desayunamos, dejamos las maletas en la recepción del hotel y tomamos el metro hacia Ciudad del Vaticano. Aunque Roma tiene únicamente 2 líneas de metro, funcionan bastante bien y son prácticas. Bajamos en la parada de Ottaviano y echamos a andar en dirección a la Plaza de San Pedro.

Quizás porque era pronto, pero no había casi nadie y se respiraba paz. Ciudad del Vaticano es señorial y tranquila. Accedimos a la plaza por uno de sus laterales, a través de las dobles columnatas que la rodean a lado y lado. No había prácticamente cola y como ya habíamos descartado entrar en los Museos Vaticanos (no nos apetecía verlos con prisa porque no los hubieramos disfrutado, así que me los dejo para otra ocasión), nos entretuvimos admirando una de las plazas más famosas del mundo.

Diseñada al milímetro a lo largo de los años, es verdaderamente espectacular. Con la Basílica al fondo, tiene pequeños detalles que sorprenden como, por ejemplo, unas placas con los nombres y direcciones de los vientos en el suelo, y otras con los signos del zodiaco.

La entrada a la Basílica de San Pedro del Vaticano es gratis, así que entramos. Antes, en la cola, descubrimos que (por lo visto) las monjas tienen preferencia (o eso o mucho morro) porque se la saltaron toda en un santiamén (y sin esconderse). Lo que te encuentras allí es sobrecogedor. No tenía suficientes ojos para capturar tanta belleza… Fue cruzar las puertas y allí estaba aquella explosión del mejor arte que ha dado Italia en siglos: Bernini, Miguel Ángel…
Y hablando de Miguel Ángel, en un lateral a la derecha estaba una de sus obras maestras. Detrás de un cristal antibalas después del atentado de 1972, allí estaba la delicada Piedad. El mármol esculpido al detalle, las texturas, los pliegues, el gesto sereno de María…

El lugar está tan lleno de detalles que es imposible estar poco rato. Además de su espectacular cúpula central (a la que no subimos por falta de tiempo y exceso de cola, a pesar de que es de pago), incluso las pequeñas están decoradas con profusión.

Y allí en medio se alza el famoso Baldaquino de Bernini, toda una obra maestra del Barroco que recuerdo a la perfección de mis clases de Historia del Arte… Me fascinan sus columnas que se retuercen y ascienden. Y me sorprendió su tamaño, mucho más grande de lo que esperaba.

A la salida de la basílica pudimos ver el cambio de la Guardia Suiza Pontificia. Una experiencia curiosa… porque por mucho que me digan que su uniforme lo diseñó Miguel Ángel, a mi me siguen pareciendo un cruce entre disfraz de payaso y pijama 😉

A sabiendas de que eran nuestra últimas horas en Roma y de que el tiempo corría, echamos a andar por la Vía della Conziliazione hasta el río Tíber. Y una vez allí optamos por entrar en el Castel Sant’Angelo.

Castel Sant’Angelo
El Castillo de Sant’Angelo está comunicado desde hace más de 800 años con la Basílica de San Pedro a través de un túnel estrecho y elevado que los Papas usaban para escapar en caso de peligro: Il Passetto. Iniciado en el año 135 como el mausoleo del emperador Adriano, más tarde se convirtió en fortaleza y residencia de Papas.
Pero antes de entrar, justo enfrente está el precioso Puente de Sant’Angelo.

Flanqueado por las estatuas de 10 ángeles es una de las vistas más fotografiadas de la ciudad, y seguramente una de las más bonitas.

La entrada cuesta 8.50€ y vale la pena (además, si compráis la Roma Pass está incluida). Esta imponente mole conserva en sus niveles inferiores la estructura del mausoleo romano sobre el que luego los papas levantaron su residencia. Las rampas de acceso son una obra de ingeniería impresionante para la época.

En los niveles superiores, además de las cárceles, hay estancias de uso militar que luego dan paso a las habitaciones papales, ricamente decoradas. Todo allí es circular: la ruta, la disposición de las habitaciones, las murallas… Es muy fácil ver dónde termina la construcción de Adriano y dónde empiezan los añadidos medievales.

Desde la terraza superior es muy fácil disfrutar de unas vistas privilegiadas de Roma, por si fuera poco todo lo que se deja atrás…

El Castillo de Sant’Angelo fue otro de los momentos álgidos del fin de semana. Aúna posiblemente como ningún otro lugar la herencia del pasado de la Roma imperial con el legado medieval.
A las 12, ya con nostalgia, estábamos en el hotel. Recogimos nuestras cosas y volvimos al aeropuerto. Se acababan así 48 horas de sueño cumplido que se me hicieron cortas. Volveré, y espero que pronto, para seguir empapándome de Roma.
¿Sugerencias para la próxima vez?
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29 comentarios en “Qué ver en un fin de semana en Roma (día 3)”
Cuando toque escribir sobre roma esta claro que no podré hacerlo tan bien como tu, no entiendo nada de arte, aunque intente disfrutar de ello. Luego nuestro viaje fue hace tanto tiempo, que al leer los tuyos me vienen muy bien para ir recordando.
Anda… Seguro que también tenéis muchísimo que contar sobre Roma. Yo porque soy un poco friki del arte y la historia, por eso me acuerdo de según que cosas… En cualquier caso, la ciudad me sedujo 😉
Un abrazo
Que hermosa ciudad Patri… todavía está en mi «to do list» 🙂 Ya estás por Edinburgo?
Gracias guapa! No pude volver más encantada con la ciudad… Todavía tengo pendiente un post sobre dónde comer en la ciudad Eterna…
A Edimburgo me voy mañana por la noche!!!
Ahhh buen viaje entonces!!! 🙂 Ya nos irás contando todo! Un abrazo fuerte!
Por supuesto!!! 😉
OMG! Si jo hi vaig ser, però semblen dues ciutats diferents! Em vaig perdre moltes coses boniques (això d’anar-hi amb l’insti…). Pendent per anar-hi amb el petit, que faci un tast d’història 😛
Gràcies pel comentari, bonica!!!! Em va encantar… i suposo que si tornés a Milán em tornaria a agradar tant com quan hi vam anar plegades 😉 Si algún dia hi aneu amb el menut avisa, que m’apunto!
Fantástico! Ir a Roma es como una clase de historia del arte, verdad? Qué ganas tengo de volver!!!
Preciosa, la mires por dónde la mires… Me quedé con ganas de Villa Adriana, de Via Apia, de pisar Ostia Antica, de visitar las Termas de Caracalla… Volvemos juntas?
Cuándo quieras!!! Es mirar findes y vuelos que nos vayan bien y allá que vamos!! 😉
Buf! Hem acabat esgotats només de llegir tot el que vau fer en tres dies! Nosaltres n’hi vam dedicar sis quan hi vam anar i ens van quedar coses per veure… És una ciutat que no te l’acabes mai!
Es que quan m’hi poso, m’hi poso… El truc és llevar-se ben d’hora ben d’hora 😉 Ara de debó, em vaig quedar amb ganes de molt més, així que ja tinc l’excusa perfecta per tornar-hi! Tot el que faci olor d’Imperi Romà és la meva perdició…
Doncs si t’agrada l’art clàssic el que no et pots perdre és Sicília. Ara suposo que ja hi deus haver estat amb aquesta mania que tenim de perseguir-nos mútuament! 😉
jajaja… doncs sí! Hi vaig passar unes vacances de 15 dies fa 4 anys i em va encantar… Vaig fer una ruta per tota la illa i, malgrat tot, em vaig quedar curta i no vaig poder veure tot el que hagués volgut 😉
Crec que el destí ens està dient que hauriem d’organitzar alguna cosa…
Increïble tot el que vas poder visitar durant la teva escapada. Mare meva!
Per molt que hem vist mil i una vegada, en imatges o per la tele, la gran Piazza San Pietro, aquesta no deixa de sorprendre un cop la trepitges, oi?
Un plaer llegir una crònica romana tan ben explicada!!
Una abraçada!!
la veritat és que va ser un cap de setmana molt ben aprofitat… però em va costar molt marxar, i més sabent que volia veure moltes més coses i indrets… Bé, ara ja tinc l’excusa perfecta per tornar-hi! 😉
Mil gràcies per les vostres paraules!
T’he enllaçat al meu bloc! 🙂
Que buenas fotos! Tengo un montón de ganas de irme a Roma.
Roma es preciosa… Me encantó! Eso sí, para verla bien hay que ir más de 2 días… 😉
He estado 5 veces en Roma, es un lugar al que iría muy gustosamente un fin de semana cada año.
Y yo, después de la gran experiencia de este año… volvería muy a menudo y nunca me la acabaría 😉
Roma es una de esas ciudades que nunca te cansas de ver. He estado allí cuatro veces y siempre ha sido una experiencia fantástica. En febrero repetiré de nuevo. A ver qué tal, aunque seguro que vuelvo a traerme nuevas emociones extraordinarias.
Abrazos.
Seguro que sí! Te leeré con ganas, porque me apetece muchísimo volver para ver algunas de las muchas cosas que me perdí por falta de tiempo 😉
Un abrazo
Mad About Memories: el tercer día de mi escapada romana, de visita al #Vaticano y #Castel Sant’Angelo http://t.co/vfIr0RQXdo #Roma #viajes